Dent du Geant 4.013 m

Dos de los Guías de Rimaya deciden subir al Dent Du Geant por la Ruta 'Normal' de la Cara Suroeste, nos cuentan su relato sobre esta impresionante ascensión en los Alpes.

El “Diente del Gigante” es una de las más espectaculares cimas del macizo central de los Alpes, y es sin duda merecedora de su abrumadora popularidad. Su atractiva cima, compuesta por dos puntas de roca separadas 25 metros, puede verse desde prácticamente cualquier lugar de la región Oriental del Mont Blanc.

La actividad la realizamos a finales de agosto del 2018, última aventura antes de volver a Madrid y dar por finalizadas las vacaciones de verano.

No estábamos muy seguros de realizar la ascensión ya que el cansancio ya hacía estragos, solo hacía unos pocos días que habíamos estado en el Cervino, en el Mont Blanc y en muchas otras cumbres de la zona ya que llevábamos realizando actividades prácticamente 20 días seguidos por lo que ya acusábamos el deterioro físico y psicológico. También teníamos muchas dudas con respecto a la meteorología ya que las previsiones no eran las más adecuadas y solo disponíamos de dos días, uno para subir y otro para llegar hasta la cumbre y bajar.

Finalmente decidimos subir en el último momento utilizando el impresionante teleférico que sube a la Punta Helbronner y al Refugio de Torino.

 

A las 16,00 horas nos plantábamos en la base del teleférico y empezábamos a preparar todo el material que íbamos a subir, pero comenzó a diluviar, lluvia torrencial y mucho viento por lo que nos tuvimos que meter dentro de la furgoneta para escapar de esta tormenta de verano que nos pilló de sorpresa.
Nuestras dudas continuaron un largo tiempo, si subir o no subir, era arriesgado, sobre todo por el gasto que suponía, de tiempo y de dinero.

Después de esperar un rato paró de llover y deprisa y corriendo preparamos nuestras mochilas con todo lo necesario para dormir en el refugio y realizar la escalada propuesta. Curiosamente el teleférico nos dejaba justo en el Refugio de Torino por lo que en un principio nos daba un poco igual la meteo, lo único que necesitábamos es que al día siguiente el tiempo no fuera demasiado malo.

Nos montamos en el teleférico que ya en seguida nos regalaba unas maravillosas vistas de Courmayor y del Valle de Aosta así como de una buena parte del macizo del Mont Blanc.

Una vez llegamos al Refugio de Torino, curiosamente uno de los pocos refugios de montaña al que se llega prácticamente sin caminar y sin ningún tipo de esfuerzo, ya no había otra posibilidad que desde allí y fuera como fuera realizar la ascensión hasta esa cumbre que teníamos pendiente ya que en otras ocasiones el mal tiempo y las malas condiciones nivológicas no nos había permitido coronar.

 

Pasamos unas aburridas horas en el refugio, se nos olvidó coger dinero y no pudimos cenar allí, ni siquiera pudimos tomar nada en el bar. Tampoco nos dejaban encender el infiernillo por lo que comimos algo de embutido y nos fuimos temprano a la cama a dormir no sin antes ver como fuera del refugio no paraba de nevar, incluso ya estaba cuajando y con temperaturas bajo cero. Las previsiones para el día siguiente no habían mejorado y viendo como estaba el panorama era mejor no pensar demasiado y esperar hasta la hora prevista para salir. Nos fuimos a dormir pero si demasiada confianza en poder realizar la actividad al día siguiente pues seguía nevando con intensidad.

Suena el despertador, son las 4,00 h. y toca levantarse, lo primero que hicimos fue mirar por la ventana y en la oscuridad de la noche parecía que todo estaba en calma, quizás un poco de viento pero conseguimos ver en el cielo algunas estrellas entre las nubes las cuales auguraban que íbamos a tener un buen día. El refugio también estaba muy tranquilo, se había levantado poca gente, otra de nuestras dudas era si habría más cordadas o íbamos a ser los únicos en subir al Dent du Geant.

Después del desayuno nos preparamos para salir del refugio, varias personas se nos habían adelantado y parecía que también se dirigían hacia el Dent Du Geant o hacia la arista Rocheford.

Nos abrigamos bien, terminamos de preparar la mochila y nos encordamos ya que en seguida pondriamos los pies en el glaciar por lo que era necesario ir atado para evitar el riesgo de caer en alguna rimaya. En esas fechas las rimayas, es decir las grietas que hay en los glaciares están abiertas y aunque son bastante visibles hay que cruzarlas y hay que tener bastante cuidado ya que los puentes de nieve pueden romperse.

 

Comenzamos caminando en un entorno maravilloso, las montañas nos rodean y seguimos algunas luces que a cientos de metros se ven por delante nuestro. El camino es cómodo y seguimos una marcada huella aunque en seguida empiezan a aparecer pequeñas grietas que se pasan sin problema hasta llegar a una gran rimaya que ya intuíamos el día anterior y donde había que extremar la precaución ya que el puente de nieve era muy estrecho y con una gran caída a ambos lados. A estas horas de la noche no hay tanto problema ya que debido al frío la nieve está más dura y los puentes más resistentes por lo que la cruzamos fácilmente.

Continuamos caminando hacia las primeras rampas hasta llegar a los primeros bloques que nos depositarán en lo alto del hombro el cual nos permitirá acceder a la parte alta y a la base de la pared del Diente del Gigante. En seguida alcanzamos las luces que nos indicaban el camino, es un pequeño grupo con sus Guías de Montaña y aunque su objetivo según nos comentan es la arista Rocheford compartimos con ellos parte del camino por lo que les dejamos que continúen delante nuestro ya que seguro que conocen el mejor itinerario de acceso a la arista superior.

Desde aquí una vez que se atraviesa la rimaya donde finaliza el glaciar ya comienza una parte más técnica de subida en su mayoría por roca aunque con la nevada del día anterior, la encontramos con una fina capa de nieve y hielo (verglas).

 

Decidimos quitarnos los crampones ya que la capa de verglas era muy fina e irregular y teníamos por delante un largo tramo de roca. El grupo con los Guías comienza a subir, van a muy buen rito y los constantes zigzags nos hacen perderles de vista rápidamente.

Comenzamos la trepada, al principio bastante evidente pero en seguida nos salimos de la línea correcta de subida y se nos empieza a complicar el tema, a esto le sumamos lo descompuesto que está este terreno, la constante caída de piedras y la poca luz que tenemos ya que todavía no ha empezado a amanecer. Nos alcanzan dos chicos, los cuales nos adelantan, es evidente que también se han salido de la línea correcta, se sitúan por encima nuestro y comienzan a caer piedras, nos vemos obligados a gritarles que tengan cuidado ya que nuestra seguridad se ve afectada.

Decidimos continuar por otra línea más alejada de estos chicos y por lo tanto una zona más segura, toda esta parte de la montaña está muy descompuesta y grandes bloques de piedras se encuentran en un frágil equilibrio por lo que hay que tener mucho cuidado en donde se pisa y donde se toca. Hacía pocos días que allí mismo había muerto el jefe de la marca Simond de las tiendas Decathlon, un accidente mortal debido a una caída de piedras por lo que teníamos muy presente la peligrosidad de la zona. Por fin damos con el camino correcto o por lo menos el que nos deposita en la parte alta, nos volvemos poner los crampones en la arista hasta llegar a la base de la pared donde empieza la escalada.

 

Empieza lo bueno, ya estamos a los pies de la pared vertical, vamos a subir con bota rígida ya que no llevamos los pies de gato y la idea es utilizar las maromas instaladas para facilitar la subida, aún así va a ser necesario escalar en los tramos que no hay maromas y progresar utilizando las técnicas habituales de escalada. Nos quitamos los crampones y los dejamos con el piolet junto a la pared. Preparamos las cuerdas y el resto del material. Parece que todo el mundo se ha ido a la Rocheford por lo que estamos totalmente solos en este fantástico lugar, comenzamos a escalar.

 

La primera parte es vertical y en travesía hacia la izquierda para rápidamente entrar en ambiente. Las primeras cuerdas instaladas facilitan este tramo aunque en seguida se acaban y comienza una parte más técnica y en la que es necesario escalar. No es complicado pero encontramos bastante hielo que complica algún tramo hasta que alcanzamos sin problema la primera repisa conocida como el balcón Mummery.

Desde esta plataforma continúan las maromas hasta la parte alta, vamos con mucha prisa pues tenemos que llegar al refugio y coger el teleférico antes de que cierre, sino tendríamos que pasar otra noche en el refugio por lo que no podemos perder tiempo, la última bajada del teleférico es a las 16,30h.

 

Esta última parte es muy bonita y aún utilizando la maroma hay que esforzarse para subir, poco a poco vamos llegando a la cumbre.

 

El último tramo ya sin maroma escalamos hasta llegar arriba. Como tenemos prisa no nos entretenemos y nos ponemos a buscar el descuelgue para rapelar. Como es un rapel volado no se ve muy clara la línea de bajada, 180 metros que con las cuerdas de 60 metros si todo va bien podremos hacerlo en tres tramos.

Preparamos las cuedas y comenzamos la bajada, finalmente el descenso lo realizamos en 5 rápeles ya que encontramos varias reuniones intermedias. Tuvimos algún que otro percance ya que mi compañera en uno de los rapeles se le enganchó el pelo en el descensor y aunque pudo liberarse sin mayor complicación fue un momento un poco estresante. Después de un rato llegamos al suelo y recuperamos nuestros crampones y piolets para sin mas dilación empezar a bajar.

Coincidimos con el grupo y sus Guías otra vez en la bajada, esta vez y ya con la luz del día nos dimos cuenta del error cometido en la elección del itinerario durante la subida.

Entre destrepe y destrepe rápidamente llegamos al glaciar, nos ponemos los crampones y superamos el primer tramo corriendo para alejarnos lo antes posible de esta ladera ya que grandes piedras invaden toda esta parte del glaciar. Son las 13,00 h. y el sol incide sobre la montaña lo que provoca el deshielo y con el la caída de piedras, algunas de ellas del tamaño de un balón de fútbol.

Salimos de esta zona conflictiva y ya solo nos queda caminar cómodamente en dirección al refugio, vamos bien de hora y ya estamos contentos y tranquilos, solo nos queda superar la rimaya que está a medio camino y desde allí ya llegar sin problemas hasta el teleférico.

Llegamos al puente de nieve que por la noche pasamos sin problemas, ahora ya con el calor y con la luz del sol era una zona más delicada y en la que había que extremar las precauciones al máximo. una enorme grieta a ambos lados, imposible ver el fondo. Pasamos uno a uno despacito, con equilibrio y con mucho cuidado, ya al otro lado continuamos en dirección al refugio.

 

Al final nos ha hecho un día genial que nos ha permitido disfrutar de las vistas y de una ascensión sin demasiadas preocupaciones.

Llegamos a las 14,00 h. al refugio, una actividad de 10 horas y con tiempo suficiente para coger el teleférico de bajada, un buen final y una buena despedida para las vacaciones de verano.

 

Foto: Alpes Franceses, Gonzalo Gómez y Laura Navajas.

 

 

RIMAYA
Jueves, 10 de Noviembre de 2022